Todos hemos utilizado en alguna ocasión el barniz durante un proceso de embellecimiento o reparación de alguna superficie en casa o a nivel profesional. Los barnices están siempre presentes allí donde hay un mueble o una superficie que necesita protección y un mejor aspecto.
¿Qué es el barniz?
El barniz es una disolución que mezcla aceites y resinas en una sustancia volátil. El barniz se aplica sobre las superficies y se endurece al contacto con el aire creando una especie de capa protectora con brillo sobre las superficies. Existen diferentes tipos de barnices que aportan un tono de color y un aspecto diferente a las superficies, como el barniz impermeabilizante o el barniz para madera, entre otros.
¿Dónde puedes aplicar barniz?
El uso del barniz está ampliamente extendido para la protección de muebles y objetos. Se utiliza para evitar que el paso del tiempo o factores como la luz o el aire puedan dañar las superficies. Por tanto, es un producto protector de superficies y se utiliza en muebles, puertas y ventanas de madera, pero también en suelos de madera y otras superficies similares.
Es importante que la madera previamente haya sido lijada y que se encuentre limpia para que el barniz se adhiera a la superficie a la perfección. Es importante elegir bien el tipo de barniz, el tono de color y el tipo de acabado que ofrece para conseguir el mejor resultado en cada superficie.
Ventajas e inconvenientes de utilizar barniz
El uso del barniz ofrece interesantes ventajas que merece la pena tener en cuenta, entre las que destacan las siguientes:
Facilidad de limpieza: el barniz se limpia con gran facilidad y se elimina rápidamente si se mancha otra superficie durante el proceso de aplicación.
Gran resistencia: el barniz aporta a las superficies donde se aplica una gran resistencia a los agentes externos, como el sol, el agua o el tráfico intenso.
Facilidad de aplicación: el barniz se aplica con gran facilidad haciendo uso de instrumentos tradicionales como brochas o rodillos.
Diferentes tonos: el barniz está disponible en diferentes tonos de color que permiten mejorar la imagen de cualquier superficie, además de protegerla.
Además de sus interesantes ventajas, el barniz también cuenta con algunos inconvenientes que hay que destacar, como son:
No admite reparaciones locales: cuando se daña una superficie barnizada no se puede volver a barnizar solo la zona dañada, ya que se crea una transición entre una y otra que resulta muy evidente visualmente. Por tanto, no admite reparaciones locales sino completas.
Requiere lijado previo: es necesario un lijado en profundidad antes de aplicar el barniz para que la adherencia sea completa a la superficie de aplicación.
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